No hay otro como Él, nadie que pueda igualar Su majestad, Su poder y Su gloria. Solo Mar-Yah es digno de nuestra adoración y entrega absoluta. Desde el principio de los tiempos, Mar-Yah se ha revelado a la humanidad como el Creador de todas las cosas. Génesis 1:1 declara con claridad: «En el principio creó Alaha los cielos y la tierra». Todo lo que vemos, y lo que no vemos, proviene de Su palabra poderosa. Su creación no es fruto del azar, sino el resultado de Su infinita sabiduría y amor.
En el Salmo 19:1: «Los cielos cuentan la gloria de Alaha, y el firmamento anuncia la obra de Sus manos». Cada estrella en el cielo, cada montaña majestuosa, cada criatura viviente testifica de la existencia de Mar-Yah. El que niega Su existencia no tiene excusa, pues la naturaleza misma clama Su Nombre.
El hombre ha sido creado con un anhelo de adoración, pero lamentablemente, muchos dirigen su veneración hacia cosas creadas en lugar de hacia el Creador. La Escritura nos advierte contra esto en Éxodo 20:3-5: «No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy Mar-Yah, tu Alaha, fuerte y celoso».
Nuestra adoración no debe estar dividida ni contaminada. Solo Mar-Yah merece nuestra devoción absoluta. Nada ni nadie debe ocupar Su lugar en nuestros corazones. Cuando rendimos nuestra vida a Él, encontramos el verdadero sentido de nuestra existencia.
En Romanos 1:20: «Porque las cosas invisibles de Él, Su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa». Quien contempla la grandeza del universo con humildad no puede sino reconocer la mano del Creador en todo lo que le rodea.
A pesar de ello, muchos endurecen sus corazones y se niegan a aceptar la evidencia. Prefieren seguir su propio camino antes que someterse al que los creó. Pero nosotros, los Fielistas de Mar-Yah, no caminamos en tinieblas, sino en la luz de Su verdad.
Los que aman a Mar-Yah con todo su corazón, alma y fuerzas no solo le adoran con sus labios, sino con sus acciones. El verdadero servicio a Mar-Yah se manifiesta en la obediencia y el amor al prójimo. Como dice 1 Juan 3:18: «Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad».
No servimos a Alaha por obligación, sino por amor genuino. Los Fielistas de Mar-Yah encuentran gozo en seguir Sus mandamientos porque saben que estos conducen a la vida. Amar al prójimo, ser justos en nuestras acciones, ayudar al necesitado y vivir en santidad son la expresión de una fe verdadera.
Que nuestra adoración sea pura, sin distracciones ni influencias externas. Que nuestra vida testifique de Su gloria. Vivamos con gratitud, con reverencia y con amor genuino hacia nuestro Creador y hacia nuestro prójimo. Porque en esto se complace Mar-Yah, y en esto encontramos el verdadero propósito de nuestra existencia.