La riqueza, por sí misma, no puede hacer a una persona inmortal. Algunas personas tienen una concepción errónea donde creen que acumular riqueza les dará vida eterna o un sentido de inmortalidad. Sin embargo, esta creencia es falsa. Va en contra de lo que Yeshúa enseñó a sus discípulos. (Mateo 6:24)
La riqueza es un aspecto temporal de esta vida terrenal. Puede proporcionar cierto confort, seguridad y oportunidades, pero no puede otorgar inmortalidad. Independientemente de cuánta riqueza una persona acumule, aún enfrentará la inevitabilidad de la muerte.
La búsqueda de la riqueza, cuando se hace de manera excesiva y codiciosa, puede llevar a un sentido erróneo de seguridad y prioridades. La verdadera inmortalidad proviene de llevar una vida recta, hacer buenas obras y buscar el placer del Creador. Estas son las acciones que conducen a una vida eterna en el más allá.
10 de abril de 2024