Aquellos que creen que están llamados a profetizar deben comprender que es esencial tener discernimiento y una comprensión adecuada de los principios espirituales de las Escrituras. No todos los que creen que están llamados a profetizar son profetas. Los pasajes de Joel 2:28-32 indican que en el futuro, el Creador ciertamente derramará Su Espíritu sobre todas las personas. Sin embargo, es evidente que en este momento el derramamiento del Espíritu no es el caso ya que los malvados todavía están presentes en la tierra. Esperamos con ansias el momento en que todo el pueblo del Padre Celestial, reunido en Su Reino, pronuncie Su palabra. Por ahora, este don no se ofrece a todos. Cuando alguien dice ser un profeta cuando claramente no lo es, es un camino peligroso que puede llevar a uno a caer en las manos de la malvada. Hemos visto esto a lo largo de la historia de ciertas organizaciones religiosas que afirman ser las únicas portavoces de Alaha. Los seguidores de esos institutos religiosos se han convertido en discípulos de profecías falsas.
La profecía no siempre es una previsión de acontecimientos futuros, sino también una revelación esclarecedora de verdades y realidades divinas que van mucho más allá de las limitaciones de la existencia temporal. Las Escrituras aclaran que la profecía genuina es una manifestación del Espíritu interior del Padre Celestial, que guía e ilumina la mente para comprender verdades espirituales más elevadas y compartirlas con los demás. Podemos ver ejemplos dados a lo largo de las Escrituras con los profetas de la antigüedad antes del ministerio terrenal de Yeshúa, con los apóstoles después de Su ministerio y con muy pocos otros desde entonces.
Independientemente de tu llamado, animo a todos a concentrarse en cultivar una conexión espiritual más profunda con el Espíritu Santo que habita dentro de nosotros. Este proceso incluye una dedicación sincera a la oración, la meditación y un compromiso serio de vivir una vida que esté de acuerdo con la Voluntad de nuestro Padre Celestial. No puedo exagerar la importancia del crecimiento espiritual personal, la humildad, el deseo de servir a la humanidad dentro y fuera de tu círculo religioso, un conocimiento profundo de las Escrituras, la estabilidad mental, los años de consagración a Mar-Yah y la conducta ética siendo como algunos de los requisitos previos para recibir y comprender las revelaciones divinas. Sin embargo, incluso si uno cumple con estos requisitos mínimos, estos por sí solos no son prueba de que uno ha sido llamado a servir al Remanente como un profeta.
Si crees que te equivocastes en cuanto al don de la profecía, no te desanimes. Como dijo San Pablo: “Y él mismo constituyó a unos apóstoles; y a otros, profetas; y a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros; para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Mshikha; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Alaha, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Mshikha: y para que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquier de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios del error: antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Mshikha; del cual, todo el cuerpo compuesto y bien ligado entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, que recibe según la operación, cada miembro conforme a su medida toma aumento de cuerpo edificándose en el amor”. (Efesios 4:11-16) Así, en lugar de desanimarte, con discernimiento espiritual, descubre otros dones o talentos que el Padre Celestial te ha dado. Ora y pide que el Espíritu Santo te ayude a desarrollar esos dones para que puedas ayudar a tus hermanos y hermanas de diversas maneras.
Que el Alaha Todopoderoso te bendiga.
6 de Enero de 2024
English:
Those who believe they are called to prophesy should understand that it is essential to have discernment and a proper understanding of the spiritual principles in the Scriptures. Not everyone who thinks they are called to prophesy are prophets. The passages in Joel 2:28-32 indicate that in the future, the Creator will indeed pour out His Spirit among all people. However, it is evident that at this time the pouring out of the Spirit is not the case since the wicked are still present on the earth. We look forward to the time when all of the people of the Heavenly Father, gathered into His Kingdom, will speak forth His word. For now, this gift is not provided to everyone. When someone claims to be a prophet when they are clearly not is a dangerous path that can lead one into the hands of the evil one. We have seen this throughout the history of certain religious organisations that claim to be God’s sole mouthpiece. Such religious institutes’ followers have become disciples of false prophecy.
Prophesy is not always a foresight into future events, but is also an insightful revelation of divine truths and realities that go far beyond the limitations of temporal existence. The Scriptures elucidate that genuine prophecy is a manifestation of the indwelling spirit of the Heavenly Father, guiding and enlightening the mind to comprehend higher spiritual truths and sharing them with others. We can see examples given throughout the Scriptures with the prophets of old before Yeshua’s earthly ministry, with the apostles after His ministry and with very few others since then.
Regardless of your calling I encourage everyone to focus on cultivating a deeper spiritual connection with Holy Spirit who dwells within us. This process includes sincere dedication to prayer, meditation, and a serious commitment to living a life that is in accord with the will of our Heavenly Father. I can not overstate the importance of personal spiritual growth, humility, the desire to serve humanity in and outside your religious circle, an in depth knowledge of the Scriptures, mental stability, years of consecration to Mar-Yah, and ethical conduct as being some of the prerequisites for receiving and understanding divine revelations. However, even if one does meet these minimal requirements, these alone are not proof of one being called to serve the Remnant as a prophet.
If you think you were mistaken concerning the gift of prophecy, do not be disheartened. As St. Paul stated, «He gave some, apostles; and some, prophets; and some, evangelists; and some, pastors and teachers, for perfecting the saints, for the work of the ministry, for the edification of the body of the Messiah; until we all become one and the same, in faith and in the knowledge of the Son of God, and one complete man according to the measure of the stature of the fullness of Messiah; and that we might not be children, agitated and turned about by every wind of the crafty doctrines of men who plot to seduce by their subtilty, but that we might be established in our love; and that every thing in us might progress in the Messiah, who is the head: and from him , the whole body is framed together and compacted by all the junctures, according to the gift that is imparted by measure to each member, for the growth of the body; that his edifice may be perfected in love.» (Ephesians 4:11-16) Thus, instead of being discouraged, with spiritual discernment, discover other gifts or talents that the Heavenly Father has given you. Pray and ask that Holy Spirit help fine tune those gifts so that you are able to assist your brothers and sisters in various ways.
May Almighty God bless you.
6 January 2024